Proyecto de interiorismo para Franquicia Pomodoro que pretende integrar la imagen anterior con nuevos conceptos que enriquezcan la experiencia del cliente. La idea original es aportar nuevas texturas, nuevos materiales que acerquen a la marca a la comida más sana, con productos naturales. Materiales como la madera, o la vegetación que recuerden a la restauración de locales mediterráneos con alimentos basados en el producto. El local parte es de nueva ejecución por lo que parte de ninguna preexistencia, y con forma casi rectangular que sólo tienen como referencia a la cercanía al acceso a cine. Se propone dividir el gran espacio de sala, en espacios de diferentes ambientes, pero relacionados, con elementos que jerarquicen la circulación y las diferentes formas de sentarse. El disponer de una gran superficie casi de 400m2 permite crear gran variedad de estar, en mesa alta, en banco corrido, con mesas que pueden crear grupos con facilidad, mesas estáticas circulares de 4 y 6, y la tradicional de la marca de 4 rectangular. Estas mesas incorporan el elementos identitario del mantel, pero contrastan con algunas en madera natural para aportar calidez. El techo industrial original se mantiene, simplemente con pintura e instalaciones vistas en mismo color verde oscuro , salvo el de contra incendio que resalta en rojo. Las paredes mantienen ese mismo verde oscuro desde la altura de 2,80m hacia arriba, para crear un efecto de profundidad en el techo. A las instalaciones le acompañas unos paneles acústicos descolgados en vertical que dan profundidad, y modulan el espacio. Estos se acaban en dos materiales tela y vegetación. El gran espacio de bienvenida de la barra se acoge con un suelo de baldosa en espiga en dos colores, que contrastan con un techo más bajo de madera de pino natural, con un frente de barra de franquicia compuesto por cajones de producto. Trasbarra y frente de baños alicatados con una pieza cerámica sencilla contrapeada en distintos colores, negro, blanco y rojo. La mayoría de la sala de público se termina en un suelo de madera desgastada en tonos claros, que combinan tanto con los alicatados con los tradicionales zócalos en madera pintados en blanco de la franquicia. En el eje central del local se localiza la salida de cocina, creando vías de acceso a las mesas longitudinalmente. La sala se ilumina con lámpara descolgada y apliques, todos a una misma altura, que crean un ambiente de contrastes con el oscuro techo. Se recrea un patio, de nuevo con suelo en espiga blanca y verde, con techos de vegetación y paredes de bloques de hormigón originales del local, que contrastan con la iluminación de marca. Toda una balda a la altura de 2,80m ambienta la sala con productos y vegetación. El baño pretende sorprender con un juego geométrico en suelo y zócalo de blanco y negro que contrastan con una pintura en rojo oscuro, con luz concentrada sobre lavabos. Detalles de grifería, desagües y secamanos en negro mate acaban de dar carácter a los distintos servicios.