Tienda Scalpers Woman

La nueva flagship de Scalpers Woman persigue el ambicioso reto de construir una identidad que caracterice y defina el nuevo universo de mujer. Para ello, se parte de un acercamiento experimental que pretende reformular los códigos actuales de la moda en favor de una experiencia de venta a la altura del desafío.

El nuevo espacio es concebido desde una serie de premisas que buscan un equilibrio entre tradición y modernidad, entre herencia e innovación. En ese sentido, el continente juega un papel fundamental en la conceptualización de la tienda. Se estudia la morfología del espacio y de sus principales elementos para extraer lo mejor de ellos. Una de las primeras acciones se centra en ganar la máxima altura posible. De este modo, el nuevo espacio adquiere una escala mucho más monumental e imponente. Para enfatizar este hecho, se esculpen unas columnas que nos acercan a la arquitectura más emblemática de nuestra cultura.

Una vez definida esa cáscara o continente, se diseña una serie de piezas geométricas que colonizan el espacio y acotan diferentes recintos. La disposición de estos elementos alude al pasado y encuentra en la idea de plaza una manera de ofrecer una experiencia de venta singular.

Estos dispositivos son diseñados buscando un equilibrio entre su sentido más conceptual y la necesidad de comportarse como soportes expositivos. De este modo, se fomenta la flexibilidad de unos elementos que, si bien exponen producto, pueden entenderse como las bancadas o graderíos más características de nuestra arquitectura popular.

Esta vuelta a los orígenes es también entendida por medio de una selección de materiales que vinculan la propuesta a esa manera de hacer tan representativa de nuestra tradición. El ladrillo cerámico, concebido en múltiples formatos y colores, reclama protagonismo. Su expresividad aporta personalidad y contrasta con el empleo de otros materiales más calmados como es la madera, la cual es utilizada para el revestimiento de los suelos. Esta calidez entra en contraposición con el uso de materiales más sofisticados e innovadores como es el caso del acero o del Krion. El primero de ellos es empleado para el diseño de los soportes expositivos verticales mientras que el segundo remata y caracteriza muchos de los dispositivos geométricos.

Esta suma de acciones construye un recorrido que pretende embaucar y despertar la atención del viandante. Desde el exterior, se diseñan unos escaparates cuya limpieza y sobriedad contrasta con la expresividad del interior. Una vez dentro, la monumentalidad del espacio sugiere una especie de experiencia inmersiva que conecta con la exposición de prendas. En definitiva, el afán por acentuar la sorpresa recae sobre un diseño que apuesta firmemente por el empleo de soluciones innovadoras y por el cuidado máximo del detalle.