El objeto de esta intervención es uno de los edificios conocidos como “Hotelitos”, construido con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929. Protegido por el planeamiento, y como parte de un legado histórico, el edificio debía mantener su configuración volumétrica original.

Con la intención de mantener el carácter exterior de la edificación en el entorno, se utilizan materiales tradicionales como son el mortero de cal, la jabelga, las tejas y la forja, combinado con materiales metálicos en cerramiento y recercados, y vidrios en barandillas. Para generar la sensación de conjunto se recurre a la bicromía: revestimientos murales claros contrapuestos con carpinterías y accesorios oscuros.

El interior se reorganiza manteniendo únicamente los elementos estructurales. Así pues, la planta baja se concibe con espacios abiertos y continuos ordenados mediante ejes visuales que permiten atravesar el volumen construido y vislumbrar el espacio exterior desde el interior de la vivienda. El diseño integrado en madera de roble juega un papel esencial en la homogeneización del conjunto, integrando escalera, puertas, armarios, chimenea y mobiliario.

De esta forma, mientras que en el exterior el proyecto actúa sobre elementos puntuales que recuperan la imagen de la edificación original, mantienen el ambiente urbano y atienden a la relación edificado-vacío en las parcelas, en el interior se remodelan los espacios de forma integral con un cuidado diseño y un uso meticuloso de los materiales.