Este proyecto de vivienda unifamiliar en Palma del Rio es paradigmático al poner en acción una serie de experimentaciones sobre las ideas de reverberación e integración de contingencias, aplicadas ya por Studio Wet previamente, y expresadas aquí de una manera radical.

Asumimos el programa de usos como una parte más de esas contingencias que acompañan al proyecto, repartido en estancias que son sencillas habitaciones con un uso asignado. Es este un comienzo afortunado de inédita inmediatez, ya que a menudo los arquitectos pretendemos reformular en cada proyecto los modos de habitar. Sin embargo, esta legítima e ingenua ambición no es aquí siquiera parte de nuestra agenda creativa, y al no tener que inventar "lo nuevo" del modo de vida de nadie, pudimos redirigir nuestra concentración a revisar conceptos que rondan la idea central de pragmatismo crítico. Si estos conceptos pudiesen llevarse aún más lejos, tal vez podríamos pensar que avanzamos también en la continuidad de un proyecto contemporáneo que trascienda la idea de autoría.

De esos conceptos, la repetición formal es probablemente el más potente: la repetición de vuelos, de terrazas, de huecos, de dimensiones y proporciones. Una arquitectura formulada de esta manera acaba inevitablemente construyendo un edificio lleno de momentos valiosos.

Por otro lado, esta forma de actuar con las estancias nos facilita realizar el proyecto más doméstico hasta la fecha, siendo la distribución de la planta una organización razonada de los espacios en base a condicionantes puramente pragmáticos (orientación, relaciones, ventilación, geometría de la parcela), perturbada únicamente por la irrupción del garaje en la pequeña fachada a la calle, elemento que acaba deslizando todos los espacios para permitir su acomodo. Una idea esta, el deslizar, que también fue experimentada en la Casa Riscos o en la más expresiva Casa Rosa.

El mayor logro es hacer de los pequeños espacios intermedios, producidos por este arrastrar el programa, los verdaderos protagonistas, como aquí ocurre con el patio de planta primera o el porche discontinuo. Nuestra propuesta acaba expresándose en un sentido completo cuando este decalaje se une a la idea de repetición, transformando en el proceso cualquier esquema inicial de los patios, que serían a priori los elementos más cordobeses de la propuesta. Pensamos que el patio trasero es a la vez el tradicional patio central (central porque centralizará la vida de esta casa) con la galería a la que dan las estancias, como el patio de corral, donde ocurrirá el juego y la vegetación, el baño y el recreo; espacios estos separados por un cambio sencillo de pavimento. El uso de azulejos en estos patios seguramente relaciona la casa con su situación en el centro histórico de un pueblo andaluz. Pero también, en especial por el formato de estos, con nuestra intención de tener cierto diálogo con otras arquitecturas coetáneas que se realizan en Centroeuropa, aceptando estas influencias como otra contingencia más. Estos azulejos se desfasan también sobre los paramentos acentuando las proporciones de los huecos. Este mínimo engaño al ojo se usa de nuevo en la fachada: la relación hueco-dintel en puerta principal y balcón, a través de elementos en zigzag en vidrio y aluminio, se reproduce en un nivel superior de proporción con un trampantojo en el pretil superior de la fachada, construyendo así, localmente, junto a los vuelos y los retranqueos, la imagen de otra posible arquitectura contemporánea.