Arquitectura

Envolviendo la marisma. Itinerario paisajístico en torno al estuario norte del Odiel.

Fecha

29-03-2024

Localización

Huelva

Código

9516

Promotora

Consejería de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda. Junta de Andalucía

Constructora

UTE Odiel Grulop-Pinus

Colaboradores

Concurso: Moreno, Julia
Anteproyecto: Merino, Marcos
Concurso, Proyecto Ejecución y Renders: Cortés Sánchez, Luis M.
Cálculo Estructural Puente y Pérgolas: Duarte Asociados
Consultoría medioambiental: Camacho-Typma, Javier

Aparejador
Mediciones, Estudio y Coordinación en Seguridad y Salud: Rivas Pérez, Antonio

Control de Calidad
Elabora

Proveedores

Talleres Garrucho (Puente, Pérgolas y Mirador) / Carmo Wood (Pasarelas de Madera) / Pavimentos Matos (Mezclas bituminosas) / Ecoasfalt (Doble Tratamiento Superficial) / Prefabricados San Francisco (Placas Alveolares) / Prefabricados San Blas (Embocaduras de hormigón) / Iripo (Maderas) /
Impregna (Señalización y Talanqueras) / Kuma (Mobiliario, Barreras y Graderíos de hormigón arquitectónico)

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Estudio ACTA

La actuación nace de la consideración de que los ciudadanos del siglo XXI ya no habitan en lugares confinados -aunque residan en ellos-, sin apenas relación con los vecinos de otros municipios cercanos. El concepto de Territorio, como espacio donde se desarrolla la vida –trabajo, residencia, ocio, relación social- reclama el establecimiento de lazos entre las distintas partes que componen nuestra realidad física, más allá de la creación de nuevos entes administrativos.

Estamos ante una gran infraestructura verde de carácter supramunicipal, de 30 km. de longitud, que conecta las poblaciones de Huelva, Aljaraque y Gibraleón –con unos 180.000 habitantes en total- y los acerca a la gran riqueza medioambiental, paisajística, botánica, zoológica y patrimonial que engloba el vasto espacio natural protegido de Marismas del Odiel que les rodea (7.200 Has.). Como objetivos principales, la accesibilidad no motorizada entre las tres poblaciones mencionadas mediante una vía multimodal que recorre el borde del estuario Norte del Odiel; y la recualificación de los bordes urbano-rurales degradados, mediante la regeneración ambiental y mejora de su imagen paisajística.

La intervención se contamina voluntariamente de otras disciplinas más allá de la puramente arquitectónica, ya presentes en el territorio de trabajo. Y así, además de arquitectura es ingeniería (puentes), hidráulica (compuertas y tablestacas), infraestructura (caminos y escolleras), paisaje (miradores), patrimonio (muelle-cargadero de Tharsis), etnografía (molinos de mareas y salinas), botánica (25000 ejemplares nuevos plantados), biología (láminas de agua para estancias de aves), deporte (embarcaderos para piraguas y pesca) y hasta salud pública (fomento de la movilidad no motorizada).

El recorrido discurre por vías férreas en desuso, vías pecuarias, bordes de marismas, antiguas salinas abandonadas, y algún que otro tramo urbano. Al igual que cualquier texto necesita los signos de puntuación para ser legible, el itinerario se jalona de una serie de elementos (Pérgolas, puentes, embarcaderos, áreas de descanso, miradores o estancias) que, a modo de propuestas arquitectónico-escultóricas de acupuntura territorial y estratégicamente situadas, contribuyen a pautar el recorrido, marcar los ritmos y hacer legible el territorio.

El proyecto bascula continuamente entre la gran escala del territorio donde se actúa y de la intervención propiamente dicha (XXL) y la escala menuda de las piezas arquitectónicas construidas (XXS), no apareciendo apenas ni la escala ni las dimensiones medias habituales en arquitectura. Asimismo, el exiguo presupuesto manejado para una intervención de este calibre ha obligado a agudizar el ingenio y concentrar los esfuerzos en puntos muy concretos del amplio recorrido.

Para definir su morfología y elegir los materiales con que se define, la estrategia pasa por recordar el rico patrimonio natural y cultural del territorio y mantener sus esencias: el carácter ribereño, minero y ferroviario, y su concepción de gran mirador escénico desde el suelo rural. Todo ello se concreta en el uso de formas curvas, naturales, sinuosas y orgánicas, las mismas que la naturaleza intermareal nos muestra. En cuanto a materiales, hemos recurrido a los usados históricamente en este territorio: escolleras, muros de fango, compuertas, tablestacas, hincado de palos de eucalipto, maderas sin tratar que empastan con el ambiente, y pasos de agua reinterpretados con placas alveolares. Las huellas del rico pasado minero-ferroviario tienen su traslación en el empleo del acero y la chapa perforada con que se construyen puente, pérgolas o mirador, híbridos entre arquitecturas y esculturas varadas en el territorio.

En resumen, partiendo de un proyecto de infraestructura y comunicaciones, proponemos dar un valor añadido a la intervención, hasta convertirla en un parque equipado. En definitiva, se trata de aprovechar una operación de 30 km. de recorrido en bucle, para reflexionar sobre el futuro y el desarrollo del territorio que envuelve.

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