La Farmacia Nueva Central nace del traslado de la botica de un pequeño local adyacente, cuya dimensión era insuficiente para el modelo de negocio actual. Para este primer local se diseñó en el año 2017 una fachada a modo de rótulo gigantesco, que además de cumplir la finalidad de cerramiento, fuera capaz de captar las miradas desde el transitado vial al que se presentaba. Esta fachada se construyó con un sistema de paneles perforados de los que emergían piezas de metacrilato torneadas que se retroiluminaban por la noche dibujando una gigantesca cruz. Durante el día estos cilindros arrojaban su sombra sobre la fachada, subrayando la tridimensionalidad de un rótulo que cambiaba su apariencia con el movimiento del sol. A la hora de cambiar de local el cliente deseó reciclar la fachada, pues además de cumplir su cometido principal, se había convertido en una imagen de marca. De este modo y como punto de partida se estableció que la fachada del antiguo local se trasladaría a la nueva ubicación. La Farmacia Nueva Central ocupa ahora un local de forma irregular que formaliza la esquina de la manzana, cuyo frente se configura con un chaflán curvo por el que se realiza el acceso. La fachada anterior se amplía en la nueva ubicación, variando su modulación para adaptarse a la alineación curva del nuevo edificio. Con la intención de generar un espacio único y continuo en un local irregular y de formas angulosas se construye un dintel blanco que a modo de cinta recorre el perímetro de la zona de exposición. Bajo esta línea de imposta se dispone un sistema de estantes de madera de roble donde se expone el producto. También adaptándose a las formas irregulares del local se construye un techo de lamas donde se ocultan las instalaciones y las luminarias que inundan de luz el suelo de mármol blanco de la nueva botica.