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Arquitectura
Arquitectos
Promotora
Archidiócesis de Sevilla
Constructora
Sanor Restaura S.L.
Colaboradores
Equipo de proyecto:
José María Rincón Calderón, Arquitecto
Javier Perales Martínez, Arquitecto Técnico
Pablo Rubio Álvarez, Arquitecto
Lourdes Royo Naranjo, Dra. Historia del Arte y Conservadora Restauradora de BBCC
Beatriz Laguillo Gutiérrez, Historiadora del Arte y Lic. Beni Culturali della Chiesa
Antonio Gamero Osuna, Especialidad en Conservación y Restauración
Agustín Martín de Soto, Licencia en Bellas Artes, Especialidad en Conservación y Restauración
Equipo de obra:
José María Rincón Calderón, Arquitecto
Javier Perales Martínez, Arquitecto Técnico
Andrés Moreno Enríquez, Arquitecto Técnico
Dirección de ejecución de la obras y coordinador de seguridad y salud en ejecución de obras: Javier Villa Barbacid, Arquitecto Técnico
Intervención Arqueológica: Trifora. Arqueología y Patrimonio S.L.:
Miguel Ángel Tabales Rodríguez, Doctor Arqueólogo coordinador
Ana Durán Jerez, Arqueóloga directora
Equipo arqueológico:
Cristina Vargas Lorenzo, Arqueóloga
Jesús García Carpallo, Ingeniero de Edificación
Alicia Iglesias Cumplido, Historiadora del Arte
La Iglesia de San Pedro de Sanlúcar la Mayor (Sevilla) es un hito urbano y un referente patrimonial y devocional en la localidad. Su rico pasado, desde el punto de vista patrimonial, religioso, devocional y humano, está íntimamente ligado al del municipio de Sanlúcar la Mayor desde la conquista cristiana, en 1251. Su importancia en todos estos campos y su relevancia como ejemplo singular de la arquitectura mudéjar de la provincia, y particularmente del Aljarafe, le confieren una capacidad de generar a su alrededor interés cultural y religioso y atracción de visitantes y estudiosos en este campo patrimonial. Lamentablemente, gran parte de estos valores corrían riesgo de perderse de manera irrecuperable o de deformarse gravemente por el proceso de deterioro material en el que el bien llevaba inmerso en las últimas décadas, particularmente desde su cierre al culto.
La Iglesia se encontraba en un estado de conservación general deficiente tanto en su interior como en sus fachadas exteriores. Muchos de sus elementos constructivos aparecían seriamente dañados, expoliados y carecían de unas labores de mantenimiento o conservación sistemática. Además de daños puntuales que afectaban a la estabilidad y a la salubridad y estanqueidad del edificio, la mayor parte de los daños que presentaba el inmueble se manifestaban sobre los sistemas de revestimientos (morteros, fábricas vistas, solerías, azulejos), de carpintería y de instalaciones.
La intervención que se ha desarrollado entre julio de 2023 y febrero de 2025 ha restaurado los daños en los sistemas constructivos y consolidado las características únicas del inmueble, facilitando la lectura del edificio y de sus valores patrimoniales y religiosos, con el objetivo de devolver al inmueble unas condiciones de seguridad, habitabilidad y funcionalidad compatibles con las necesidades del uso religioso (celebraciones litúrgicas, asistencia religiosa a la comunidad parroquial) y el uso cultural (albergar puntualmente eventos de carácter cultural compatibles con el uso religioso). Se ha trabajado entre otros aspectos en la sustitución del tejado de la nave central, consolidaciones estructurales en las cubiertas de la nave de la epístola y de la sacristía y en los revestimientos interiores del templo, consolidando morteros y revestimientos históricos de alto interés constructivo y patrimonial.
Por otra parte, se han reordenado los bienes muebles, replanteando la ubicación de algunos de ellos que incidían negativamente en la percepción de la rica y única espacialidad mudéjar de la Iglesia y en la comprensión y el disfrute de la secuencia espacial que forman la portada oeste-eje de la nave central-escalinatas del presbiterio-ábside. Se ha recuperado igualmente la iluminación natural de cuatro huecos cegados con anterioridad lo que, junto con la reubicación del Cristo de San Pedro sobre el nuevo pedestal diseñado, reconfiguran el espacio del ábside como centro de la liturgia y la espacialidad de esta iglesia, original y única dentro de la tipología de las iglesias mudéjares de la provincia.
Adicionalmente, la intervención ha aportado conclusiones sobre incógnitas que el proyecto planteaba desde su fase de investigación, tales como la configuración espacial y volumétrica del templo, particularmente de su singularísimo presbiterio elevado, o su relación temporal y física con la mezquita y posibles edificaciones religiosas emplazadas previamente en el mismo área.
Del mismo modo, se han recuperado elementos constructivos y ornamentales de especial interés, como la decoración de yeserías con atauriques en el presbiterio o las columnas y capiteles de probable procedencia mudéjar que delimitan las dos zonas del presbiterio y que aportan información sobre la posible evolución constructiva del templo. En este sentido, resultan de especial interés las pinturas murales del arco toral, donde se ha desvelado un completo programa pictórico de origen gótico que permanecía parcialmente oculto tras capas de revestimientos y pinturas posteriores.
La vigilancia arqueológica y el estudio murario realizados en la iglesia revelan una clara superposición religiosa tras la conquista cristiana. La antigua mezquita fue demolida hasta los cimientos, conservándose únicamente el sahn y el alminar, reutilizados como cementerio y campanario.