Reforma integral en vivienda de edificio plurifamiliar de mediados del siglo XX, construido con un sistema estructural de muros de carga de fábrica de ladrillo. La construcción preexistente era parte de la división de una vivienda de mayor tamaño, de la que resultó una organización deficiente y mal dividida. Este exceso de tabiquería daba lugar a una mala distribución de estancias generando una vivienda obsoleta con espacios muy desaprovechados. La operación principal consiste en depurar y perforar dichos muros de carga para dar continuidad a este espacio hasta ahora extremadamente compartimentado. El gesto permite total permeabilidad entre las diferentes estancias principales en una tipología con planta en forma de L, aprovechando al máximo su orientación. A su vez, se realiza una nueva distribución de núcleos húmedos y habitaciones que mejora la habitabilidad y el funcionamiento de la vivienda, proporcionando el equilibrio que faltaba entre dos alas diferenciadas. La cocina es el nuevo lugar protagonista. Se sitúa en el centro de la vivienda y actúa como elemento articulador respecto a los demás espacios. La intervención se remata con una serie de elementos de producción a medida que se van adaptando a cada rincón singular de la vivienda.