.
Arquitectura
Arquitectos
Enlaces relacionados
-La exposición la Alhambra interpretada; sonidos, imágenes y palabras, nos planteaba el reto expositivo de un repertorio heterogéneo de obra gráfica, musical y literaria, expresada en formatos diversos; cuadros de diferente técnica y soporte, obra audiovisual, sonido, partituras y poemas manuscritos. Todo ello unido a la disponibilidad de espacio limitado a las salas IX y X del Museo de Bellas Artes en el Palacio de Carlos V; de las cuales la primera debía ser ocupada por la única obra audiovisual, y la sala X estaba compartimentada en dos espacios, de desiguales dimensiones, con tabiquería de cartón yeso, que también trasdosaba el zaguán acristalado de la entrada, abigarrando la espacialidad de la sala.
Con respecto a la propuesta museográfica, entendimos que el potencial de la exposición radicaba en la diversidad mostrada en su conjunto y que, solo si conseguíamos que fueran percibidas al unísono, seríamos capaces de transmitir las sinergias generadas entre las obras de este grupo de artistas, unidas por el denominador común de la Alhambra interpretada desde su condición femenina. Por lo que decidimos recuperar la proporción original de la sala X, como único espacio expositivo, demoliendo la tabiquería intermedia y el trasdosado del zaguán acristalado. Si bien la superficie de pared que resultaba disponible rozaba los mínimos necesarios para que la obra gráfica conviviera de manera adecuada, como contrapartida aproximaba la percepción de la sala a la idea de cuarto de las maravillas. Sin embargo, para conseguir esta evocación de salón palaciego cuyas paredes atesoraban una preciosa colección de arte, consideramos que resultaba fundamental devolver a la sala la luz natural y la conexión con el paisaje; por lo que decidimos abrir uno de los huecos de fachada cercenados en la rehabilitación del palacio como Museo. Además, al tratarse del hueco situado justo frente a la entrada del palacio, permitía atravesar con la mirada la secuencia del patio, la galería y la sala, haciendo perceptible la radical disposición geométrica del círculo y el cuadrado. En definitiva, esta apertura aportaba a la muestra la interpretación “alambresca” desde la propia arquitectura. Para confeccionar la nueva ventana, el trasdosado de tramoya expositiva superpuesta al muro de piedra de fachada, se recortaba con una nueva dimensión y proporción del hueco para enmarcar las vistas y así, adecuarlo al conjunto expositivo. Aprovechando el grosor, entre la pared interior y el vidrio de la carpintería preexistente, el alfeizar se modeló en forma de banco que serviría para sentarse a leer los libretos de partituras y poemas, diseñados ex proceso y allí depositados. De manera que el hueco pasaba a ser un quicio en el que adentrarse para ser observado desde la sala, en el mismo plano que el resto de las obras, solucionando así el doble dilema de cómo exponer los poemas y partituras sin ocupar el espacio central de la sala; colonizada únicamente por tres grupos de jamugas que podían moverse libremente para sentarse a observar las obras o descansar.
Créditos:
La Alhambra Interpretada, sonidos, imágenes y palabras.
Diseño Museográfico: DJarquitectura [Diego Jiménez, Juana Sánchez], colabora: Rubén Vegas
Equipo comisarial: Asunción Jódar Miñarro, Remedios Sánchez, Reynaldo Fernández Manzano
Organiza y promueve: Patronato de la Alhambra